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Museo de la Justicia

Museo de la Justicia

Puesta en valor de los documentos

Este Archivo, incluido en el Registro del Programa Memoria del Mundo como patrimonio intangible de la humanidad, a diferencia de otros archivos similares de América Latina, tiene dos características que lo hacen único:

• El acceso irrestricto al público desde los hallazgos; y

• Su permanencia bajo custodia de uno de los Poderes del Estado, el Poder Judicial.

El valor jurídico del Archivo es innegable. Desde el primer hallazgo los procesos judiciales se destrabaron y numerosos represores terminaron presos. Otros, como el ex ministro del Interior Sabino Augusto Montanaro, debieron encontrar refugio en Honduras y a su retorno, luego de 20 años de exilio, se encontraba recluido en su casa con prisión domiciliaria hasta que falleció (2011). El dictador Alfredo Stroessner, refugiado en Brasilia, falleció con rótulo de prófugo de la justicia paraguaya en 2006.

A nivel internacional, el Archivo sirvió como soporte documental a numerosos juicios realizados contra represores argentinos, chilenos y uruguayos por su participación en la desaparición de personas en el marco de la Operación Cóndor.

Por otra parte, para centenares de paraguayos que sufrieron represión y detención durante la dictadura este Archivo se constituyó en una posibilidad real de documentar su tragedia. La nueva figura jurídica, el hábeas data, adquirió una utilidad concreta en la reparación e indemnización a dichas personas. La Comisión de Verdad y Justicia tuvo en el Archivo una fuente documental de gran valor para contrastar los testimonios recogidos de las víctimas.

Valor histórico: El Archivo encierra casi medio siglo de historia oculta del Paraguay y de América Latina. Aquella parte de la verdad que no integra el discurso oficial y que habitualmente nunca sale a luz.

En Paraguay, tratándose del poder detentado por un mismo partido y durante 35 años, gobernado por una sola persona, aparecen aquí y allá visiones de la coyuntura y justificaciones ideológicas de un período de la historia regional aún poco estudiado. Las relaciones de poder, la sujeción a la Doctrina de Seguridad Nacional, el nivel de conocimiento e influencia de las administraciones norteamericanas, los diferentes grados de resistencia o connivencia de los partidos opositores y el asfixiante control que sufría la población en general sobre todas sus actividades pueden ser mejor comprendidos a través de numerosos informes y análisis de quienes tenían a su cargo la seguridad del Estado.

Valor político: Después de la aparición de estos archivos la visión de la ciudadanía, y sobre todo de las nuevas generaciones cambió radicalmente sobre lo que fue el stronismo. Las violaciones de derechos humanos ya no podían ser negadas, ni Stroessner recordado como un “anciano bueno” que desconocía lo que hacían sus colaboradores. La mirada inconsciente que los paraguayos hubieran tenido sobre el régimen de Stroessner hubiera sido mucho más benigna si no hubieran existido las pruebas que dejaron en los archivos. A la sociedad paraguaya, incluso aquella parte que se mantuvo indiferente y pasiva ante las arbitrariedades, se descorría el velo de la mentira.

El “Archivo del Terror” ha tenido mucho que ver con el fortalecimiento de esta conciencia.

Valor documental: Los archivos se convirtieron en una fuente inagotable para las investigaciones.

En los años recientes se han publicado numerosos libros de autores de diversas nacionalidades sobre la Operación Cóndor. En mayor o menor grado, todos ellos han debido recurrir a estas fuentes documentales. En ningún otro país de la región se ha encontrado un material tan compacto y completo sobre los años de represión.

Los Archivos se convirtieron en un SÍMBOLO en sí mismo. En Paraguay, la palabra Memoria está indefectiblemente ligada a ellos. Las imágenes de los documentos, pasando de mano en mano el día del primer hallazgo, o de los libros policiales ordenados en los estantes del Centro-Museo, se convirtieron en un ícono de una época en la que se rompía con el pasado y se empezaba a caminar hacia la democracia.

El Centro-Museo es un lugar de visita de estudiantes de nivel medio y universitarios. Paso obligado para visitantes extranjeros con alguna vinculación con los derechos humanos y fuente de inspiración para otras iniciativas de la memoria.

El Centro-Museo no se limita a las actividades administrativas como la de expedir copias de documentos a pedido de las víctimas o sus familiares, o responder oficios judiciales. Desde su creación (1993) cumple además el papel de difusor de la información y se encuentra comprometido con las acciones emprendidas por la sociedad civil en el ejercicio de memoria de nuestra historia reciente.

Representantes del Centro-Museo han colaborado activamente en la organización de las “Jornadas de Reflexión sobre Memoria Histórica y Archivos de la Represión” en octubre de 2002, que culminó con la creación e instalación de la Comisión de Verdad y Justicia y de otro Museo en el sitio de la sede del centro de tortura conocido como “La Técnica”.

El Poder Legislativo no podía desconocer la importancia de la documentación hallada y convertida en Centro de Documentación e Investigación más valioso e importante de la región. Por tanto, y a petición de la sociedad civil, por Ley Nº 561 del 28 de abril de 1995, el 22 de diciembre (día del primer hallazgo) fue declarado “Día de la Dignidad Nacional”.



UNESCO, en 1997, lanzó el Programa Memoria del Mundo (PMM), para evitar la amnesia colectiva, promover la preservación y asegurar la amplia difusión de las existencias en archivos y en colecciones bibliotecarias en todo el mundo.
El 30 de julio la UNESCO incorporó 35 documentos a su Registro, en el marco del PMM, entre ellos al denominado “Archivo del Terror”.