Una nueva jornada sobre las infracciones civiles y penales a los derechos de autor y derechos conexos,  se desarrolló este viernes en el Palacio de Justicia de Asunción, durante un seminario magistral que tuvo como  expositor al profesor, doctor Federico Andrés Villalba Díaz.

El seminario, que fue declarado de interés institucional por la Corte Suprema de Justicia, contó con la presencia de los ministros de la máxima instancia judicial, doctores Luis María Benítez Riera y Gladys Bareiro de Módica.  

Durante el encuentro, el doctor Villalba Díaz resaltó que los principales flagelos que afectan a la propiedad intelectual son la piratería y el plagio, que se acentúan con la tecnología digital.

“La piratería es el mayor flagelo económico, es el mayor flagelo al núcleo de la obra. Incluso aquí se amplía mas el concepto tradicional de plagio que es la falsa atribución de autoría, porque puede ser que a mí no me reconozcan mi calidad de derecho y eso es considerado como un delito en materia de afectación de derechos morales” señaló el doctor Villalba Díaz.

Sin embargo, explicó que si uno realiza un plagio, pero no da a conocer al público, entonces el hecho no configura. “Yo tengo que comunicar al público de ese plagio, me tengo que reivindicar como autor, o como titular de derecho originario o derivado, lo tengo que divulgar para que sea tipificado”, sostuvo el expositor al tiempo de reiterar que los plagios que no se difundan, que no se transmitan al público no están tipificados como delito.

En otro momento, el doctor Villalba Díaz indicó que el plagio es grave, ya que perjudica los intereses del autor, porque afecta su fama, su honra, su integridad y sus derechos patrimoniales, teniendo en cuenta que el que plagia generalmente comercializa la obra plagiada, y en ese contexto ya es considerado delito.

En cuanto a las sentencias jurídicas, así como los textos oficiales de carácter legislativo o administrativo, según el expositor, no pueden estar protegidos, ya que pertenecen a todos por tratarse de un documento público.

“El juez que dicta su sentencia no es dueño de la misma, dicta la sentencia y esa sentencia es de todos. Si nosotros analizamos del por qué no está protegida, la respuesta es obvia, cómo va a estar protegido un acto de gobierno, lo cual se supone tiene que ser conocido por todos, no puede estar protegida una ley si todos tienen que conocerlas y como se puede proteger una sentencia si se supone que es un acto, la ley es para las partes, pero una sentencia tiene mucho más que es”, puntualizó.

Acotó posteriormente que hay sentencias que son verdaderas piezas literarias porque tienen hasta unas razones novelescas y si bien el juez entregó esa pieza literaria, al firmarla en el ejercicio de sus funciones, la transformó en un acto jurisdiccional.
 
“No puede impedir que se reproduzca, sí puede reclamar el respeto de sus derechos conexos, exigir que tanto las partes que lo cita o sus propios colegas lo citen correctamente y que digan cual es la fuente que utilizaron para esa nueva sentencia o para una pieza jurídica” manifestó el expositor.

Posterior a la exposición se abrió un debate en donde los participantes disiparon algunas dudas, a través de las respuestas brindadas por el doctor Federico Villalba Díaz, quien se desempeña como fiscal ante el Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y como profesor titular de la maestría de derechos intelectuales de la Universidad Austral.