El doctor Nash subrayó que una nación necesita garantizar la separación de poderes para asegurar su correcto funcionamiento. “Los poderes judiciales no solo resuelven asuntos de relevancia, sino que también cumplen una labor de control interinstitucional y de cooperación. En una época de regresión autoritaria, esto representa un desafío importante”, enfatizó.

Explicó que la garantía del debido proceso debe ir de la mano de un tribunal que sea independiente, imparcial y competente. Asimismo, señaló que los vacíos en los diseños institucionales y en las prácticas no deben ser excusas para que las autoridades, en todos los niveles, no ejerzan el control de convencionalidad correspondiente.
Nash también destacó la importancia de evitar cualquier tipo de injerencia indebida en el Poder Judicial, ya sea a través de presiones externas o internas. Subrayó que es fundamental investigar y sancionar a quienes cometan este tipo de actos.

Para finalizar, afirmó: “Lo que está en juego es la erosión de nuestro sistema democrático y el fortalecimiento del Estado de derecho en nuestra región. Si no lo garantizan, nadie lo hará. El rol del Poder Judicial es esencial en la protección de los derechos humanos”.

Durante las sesiones de la tarde, el catedrático abordó el proceso de convergencia entre la agenda de lucha contra la corrupción y la protección de los derechos humanos, destacando su impacto en la región. Desarrolló conceptos sobre las consecuencias de la corrupción en el ámbito de los derechos humanos, las estrategias para combatirla, y la importancia de las reparaciones y el cumplimiento de sentencias en este contexto.

La conferencia magistral fue parte de las actividades conmemorativas por el 45º aniversario de la instalación de la Corte IDH.