Como ya lo señalamos con anterioridad, la existencia de un Sistema Nacional de Integridad es inherente a la esencia misma del Estado y comprende aspectos de orden político, jurídico, administrativo, económico y sociológico. Así mismo, son requisitos previos para su desarrollo:

•  La institucionalidad para la rendición de cuentas;

•  La conciencia pública sobre el impacto de la corrupción; y

•  El compromiso de las instituciones y de los ciudadanos en general, con la transparencia y la integridad.

Conforme al concepto de funcionario público desarrollado anteriormente, cabe destacar que las personas que trabajan para el Estado, son sujetos obligados a desempeñarse con la máxima eficiencia, en el marco de la transparencia y la integridad, más allá de las tendencias políticas de un determinado gobierno. Esto se debe a que son depositarios de la confianza pública. La ética y la integridad no se negocian y no deben subordinarse a los eventuales intereses políticos o personales de los responsables de los gobiernos.

La función pública es de fundamental importancia para el desarrollo del Estado, por esta razón la labor del funcionario público debe desarrollarse atendiendo a determinadas características que son necesarias para cumplir con el fin del Estado. Algunas de ellas son:

a) Responsabilidad: Consiste en asumir el compromiso que implica la realización de las funciones asignadas, para ello es necesario poseer la capacidad técnica, como así mismo, el conocimiento y aceptación del Marco Legal. En este sentido, son de gran ayuda los códigos de conducta que se establecen para la función pública.


(Animación) Rol del Funcionariado en la lucha anticorrupción.