A modo de síntesis, se presenta la siguiente definición:

“La corrupción consiste en la trasgresión o desviación de las normas o del mandato institucional de manera intencional para obtener beneficios personales o de terceros, a través de transacciones clandestinas extra institucionales, individuales o colectivas. Estas desviaciones conllevan un acto de deslealtad hacia el fin del Estado de buscar el bien común, distorsionando sus funciones y obstaculizando el ingreso de recursos institucionales, así como el desarrollo de los proyectos”


El fin del Estado debe permanecer intacto en la gestión pública y privada permitiendo el desarrollo de una sociedad más justa y equitativa. Para ello es preciso que las instituciones tomen medidas que permitan una mayor eficiencia, además de la prevención y sanción de este tipo de hechos.